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RIO EO, OSCOS Y TERRAS DE BOURÓN
Trabada, Lugo La fuente del Eo recoge las aguas de la montaña y comienza un camino de poco menos de 80km hasta el Cantábrico. Pronto se verá rodeado de extensos robledales y recibirá aportaciones de otros ríos. Primero el Rodil, que baja de las tierras de O Burón, nombre histórico del área de A Fonsagrada; luego el Turia, procedente de la comarca asturiana de Los Oscos, que se junta al Eo en A Pontenova. Y ya vienen luego los famosos cotos pesqueros de Abres (Asturias). Pasarelas y pequeños puentes permiten situarse en el medio del río y gozar de las estampas fluviales en riberas a veces fuertemente encajadas y remansos.
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SITUACIÓN
El ayuntamiento de Trabada, situado en la mariña lucense, limita al norte con Barreiros y Ribadeo, al sur con A Pontenova y Asturias, al este con Asturias y al oeste con Lourenzá y Riotorto. De relieve accidentado, la superficie del término municipal es una continuidad de las altas cumbres que forman parte de las sierras como A Cadeira y profundos y fértiles valles que discurren desde el alto de Cerrochán (776 metros) hasta la Ría de Ribadeo en Ría de Abres. Riega sus tierras el río Eo junto con sus afluentes Trabada y Vilapena.
CÓMO LLEGAR
La carretera N-640 comunica el municipio por carretera con Lugo y Ribadeo mediante un servicio regular de transporte de viajeros. La LU-132 cruza de Este a Oeste el término municipal, contribuyendo a su total vertebración la intensa red viaria provincial y municipal.
A través de la carretera nacional N-640 (Vegadeo-Pontevedra), a la altura del P.K. 16,600 enlazando con la carretera local LU-132 y del P.K. 25,100 en San Tirso de Abres accediendo por la carretera provincial.
Asimismo, a través de la N-634, a la altura de San Cosme de Barreiros, P.K. 568,00, incorporándose a la carretera provincial Trabada-Barreiros y a la altura del P.K. 580,00 (salida Lourenzá-Trabada), para incorporarse a la carretera local LU-132.
CÓMO LLEGAR
La carretera N-640 comunica el municipio por carretera con Lugo y Ribadeo mediante un servicio regular de transporte de viajeros. La LU-132 cruza de Este a Oeste el término municipal, contribuyendo a su total vertebración la intensa red viaria provincial y municipal.
A través de la carretera nacional N-640 (Vegadeo-Pontevedra), a la altura del P.K. 16,600 enlazando con la carretera local LU-132 y del P.K. 25,100 en San Tirso de Abres accediendo por la carretera provincial.
Asimismo, a través de la N-634, a la altura de San Cosme de Barreiros, P.K. 568,00, incorporándose a la carretera provincial Trabada-Barreiros y a la altura del P.K. 580,00 (salida Lourenzá-Trabada), para incorporarse a la carretera local LU-132.
HISTORIA
Trabada, la antigua "Tabulata", se menciona en el documento más antiguo existente en España. En esa escritura, que se conserva en el Archivo de la Catedral de León y lleva fecha de 23 de agosto del año775, el Rey Silo hace donación de terrenos de dominio real, situados entre los ríos Eo y Masma, para que se construya en ellos un lugar de oración o monasterio.
La donación, firme e irrevocable a un grupo de frailes y siervos de Dios, fue hecha, dice el Rey, por medio de "nuestro fiel abad Esperautano, para que oréis por mi alma en la iglesia que allí se edificare". En esas tierras se constituye un monaterio que fue conocido con el nombre de San Martín de Esperautano y del cual no quedan vestigios conocidos.
Dentro del patrimonio histórico cabe destacar los castros de Trabada, Sante y Vidal, así como diversos sepulcros esparcidos por el término municipal, a día de hoy sin escavar y que atestiguan un pasado prerromano.
El menhir de O Marco da Pena Verde aparece citado en el Diploma del Rey Silo. Como confluencia de camino, representa el vestigio arqueológico más conocido.
Antiguos linajes del país -Rochas, Pardos, Montenegros, Aguiares, Aenlles, Barreras, Mirandas, Oyas, Regos- levantaron sus casas solariegas en esta tierra y aún se conservan algunas en mejor o peor estado. Sus tallas heráldicas nos muestran hoy los blasones de estos linajes. Los más antiguos, con un bello estilo renacentista, pertenecen al siglo XVI. Entre éstas podemos citar tres: la de la casa de Rigoio, en Sante, con las armas puras de los Díaz de la Rocha; la del pazo y torre de Terrafeita, en Santa María de Trabada, que ostenta en su adarga rodeada por una corona laureada los emblemas de los Rocha, Aguiar y Pardo; y la ermita de San Martiño, en Ría de Abres, hecha esculpir en 1585 por D. Pedro de Miranda y Villar y su esposa María Osorio. Cuartela las armas de los Villar asturianos, Osorio, Miranda y Aguiar.
Del siglo XVII son, probablemente, otras dos: la de la casa llamada de Monasterio, en Sante, con blasones de los Rocha, Baamonde, Luaces, Moscoso, y otros no identificados, y la de la casa de Boca de Canle en Ría de Abres, con armas de los Rocha, Baamonde y Miranda. Mención destacada merecen las casonas de Vinxoi en Vilafernando - Valboa - y la de Saavedra en Vilapena.
Con motivo de la Guerra de la Independencia, los dos primeros días del mes de enero de 1809 tuvo lugar la invasión, por parte de los franceses, de las tierras gallegas. En la comarca de A Mariña Oriental los protagonistas serán los ayuntamientos de Ribadeo y Trabada, donde el célebre alcalde Melchor Díaz de la Rocha ofreció una tenaz resistencia al general francés François M. Fournier y a sus tropas. Tras la constitución en 1808 de la Junta de Defensa de Ribadeo con una guarnición militar de veinticinco soldados, las tropas napoleónicas entraron el 25 de enero de 1809 en Ribadeo sin encontrar oposición, exigiendo una gran cantidad de alimentos en las aldeas de los alrededores. Eran 150 los hombres que el general francés enviara a Ribadeo desde la ya conquistada villa de Mondoñedo. Ante estos abusos, el alcalde de Sante reaccionó convocando a los vecinos de Sante, Vidal, Vilaosende, Cedofeita, Valboa y Couxela para que se negasen a las exigencias de los franceses y se armasen en defensa de sus familias, sus haciendas y su país. Así fue como el 29 de enero de 1809, Díaz de la Rocha se presentó ante los franceses con 300 vecinos armados de escopetas y hoces. Dispuestos a defender el camino entre Mondoñedo y Ribadeo, conocido como el de Nosa Señora da Ponte, ocasionaron al enemigo la pérdida de 5 hombres y tres caballos ya al primer día. En los siguientes días, los vecinos fueron capaces de forzar la retirada del ejército francés hacia Mondoñedo, causándoles en total la baja de 60 soldados y 25 caballos. Fournier esperaba en Mondoñedo la llegada de refuerzos de Lugo y Ferrol, y, al recibirlos, los franceses entraron en Ribadeo definitivamente.
A pesar del éxito inicial de la campaña militar, la lucha no tuvo la esperada continuación. La falta de apoyo por parte de las Juntas de Asturias, Ribadeo y Mondoñedo hizo que la breve e improvisada empresa fracasara a causa de las discordias entre las autoridades encargadas de la defensa. Por todo eso, el alcalde de Sante abandonó la lucha, refugiándose durante varios años en A Coruña. A pesar del fracaso de esta batalla, hechos como éste hicieron posible que seis meses después el ejército francés se batiera en retirada hacia Astorga, abandonando definitivamente las tierras gallegas. En recuerdo de aquella hazaña, se conmemora anualmente, el lunes de Pentecostés, la festividad de Nosa Señora da Ponte en el barrio del mismo nombre de la parroquia de Arante.
A estos actos religiosos asisten representantes de las siete parroquias de Ribadeo y Trabada que participaron en aquella batalla, portando los emblemas de las mismas. Miembro de ilustres linajes de la nobleza gallega, se casó con Isabel Bermúdez y Santiso de Sante y fundó en el año 1720 A Capelanía do Rosario en la parroquia de San Julián de Sante. Díaz de la Rocha, hombre culto, de carácter enérgico, fuerte y dominante, murió a la edad de 83 años en su pueblo natal, tras vivir en A Coruña, totalmente ignorado, durante varios años.
Las parroquias que actualmente conforman el ayuntamiento de Trabada formaron parte de varias jurisdicciones que en el antiguo régimen pertenecían a la extinguida provincia de Mondoñedo. A principios del siglo XIX se constituyen tres ayuntamientos: el de Sante, el de Trabada y el de Vilaformán. En 1840 se fusionan en el de Sante que a partir de 1841 pasó a denominarse Trabada.
Abundando en el arte mencionado con anterioridad, los pazos y casonas blasonadas presentan una relevante importancia, la riqueza en imaginería y retablos religiosos presentes en las iglesias parroquiales y capillas, en definitiva el arte sacro.
Destacan especialmente las iglesias de Sante, que es una de las más antiguas del siglo XVI, aunque se reformó en el siglo XVIII, y la de Vilapena, que cuenta en su capilla mayor con un precioso retablo barroco recientemente restaurado y en la nave izquierda con otro del siglo XVI. La parroquial de Valboa, reformada en el año 1923, conserva dos retablos laterales del siglo XVII y la de Vilaformán otro de 1735. También merecen un lugar destacado la escultura pétrea de San Antón junto con el retablo mayor, también recientemente restaurado, de la capilla de Vilafernando y la cruz parroquial y la imagen de la Inmaculada que alberga la Iglesia de Trabada.
Además de las anteriores, cabe destacar las iglesias parroquiales de Fórnea y Vidal y las capillas San José, San Antonio y San Bricio (Sante); San Román, San Antonio, San Marcos, San Esteban y San Miguel (Trabada); San Ramón (Ría de Abres); San Fernando (Valboa) y San Antonio (Bargo-Vilapena).
La donación, firme e irrevocable a un grupo de frailes y siervos de Dios, fue hecha, dice el Rey, por medio de "nuestro fiel abad Esperautano, para que oréis por mi alma en la iglesia que allí se edificare". En esas tierras se constituye un monaterio que fue conocido con el nombre de San Martín de Esperautano y del cual no quedan vestigios conocidos.
Dentro del patrimonio histórico cabe destacar los castros de Trabada, Sante y Vidal, así como diversos sepulcros esparcidos por el término municipal, a día de hoy sin escavar y que atestiguan un pasado prerromano.
El menhir de O Marco da Pena Verde aparece citado en el Diploma del Rey Silo. Como confluencia de camino, representa el vestigio arqueológico más conocido.
Antiguos linajes del país -Rochas, Pardos, Montenegros, Aguiares, Aenlles, Barreras, Mirandas, Oyas, Regos- levantaron sus casas solariegas en esta tierra y aún se conservan algunas en mejor o peor estado. Sus tallas heráldicas nos muestran hoy los blasones de estos linajes. Los más antiguos, con un bello estilo renacentista, pertenecen al siglo XVI. Entre éstas podemos citar tres: la de la casa de Rigoio, en Sante, con las armas puras de los Díaz de la Rocha; la del pazo y torre de Terrafeita, en Santa María de Trabada, que ostenta en su adarga rodeada por una corona laureada los emblemas de los Rocha, Aguiar y Pardo; y la ermita de San Martiño, en Ría de Abres, hecha esculpir en 1585 por D. Pedro de Miranda y Villar y su esposa María Osorio. Cuartela las armas de los Villar asturianos, Osorio, Miranda y Aguiar.
Del siglo XVII son, probablemente, otras dos: la de la casa llamada de Monasterio, en Sante, con blasones de los Rocha, Baamonde, Luaces, Moscoso, y otros no identificados, y la de la casa de Boca de Canle en Ría de Abres, con armas de los Rocha, Baamonde y Miranda. Mención destacada merecen las casonas de Vinxoi en Vilafernando - Valboa - y la de Saavedra en Vilapena.
Con motivo de la Guerra de la Independencia, los dos primeros días del mes de enero de 1809 tuvo lugar la invasión, por parte de los franceses, de las tierras gallegas. En la comarca de A Mariña Oriental los protagonistas serán los ayuntamientos de Ribadeo y Trabada, donde el célebre alcalde Melchor Díaz de la Rocha ofreció una tenaz resistencia al general francés François M. Fournier y a sus tropas. Tras la constitución en 1808 de la Junta de Defensa de Ribadeo con una guarnición militar de veinticinco soldados, las tropas napoleónicas entraron el 25 de enero de 1809 en Ribadeo sin encontrar oposición, exigiendo una gran cantidad de alimentos en las aldeas de los alrededores. Eran 150 los hombres que el general francés enviara a Ribadeo desde la ya conquistada villa de Mondoñedo. Ante estos abusos, el alcalde de Sante reaccionó convocando a los vecinos de Sante, Vidal, Vilaosende, Cedofeita, Valboa y Couxela para que se negasen a las exigencias de los franceses y se armasen en defensa de sus familias, sus haciendas y su país. Así fue como el 29 de enero de 1809, Díaz de la Rocha se presentó ante los franceses con 300 vecinos armados de escopetas y hoces. Dispuestos a defender el camino entre Mondoñedo y Ribadeo, conocido como el de Nosa Señora da Ponte, ocasionaron al enemigo la pérdida de 5 hombres y tres caballos ya al primer día. En los siguientes días, los vecinos fueron capaces de forzar la retirada del ejército francés hacia Mondoñedo, causándoles en total la baja de 60 soldados y 25 caballos. Fournier esperaba en Mondoñedo la llegada de refuerzos de Lugo y Ferrol, y, al recibirlos, los franceses entraron en Ribadeo definitivamente.
A pesar del éxito inicial de la campaña militar, la lucha no tuvo la esperada continuación. La falta de apoyo por parte de las Juntas de Asturias, Ribadeo y Mondoñedo hizo que la breve e improvisada empresa fracasara a causa de las discordias entre las autoridades encargadas de la defensa. Por todo eso, el alcalde de Sante abandonó la lucha, refugiándose durante varios años en A Coruña. A pesar del fracaso de esta batalla, hechos como éste hicieron posible que seis meses después el ejército francés se batiera en retirada hacia Astorga, abandonando definitivamente las tierras gallegas. En recuerdo de aquella hazaña, se conmemora anualmente, el lunes de Pentecostés, la festividad de Nosa Señora da Ponte en el barrio del mismo nombre de la parroquia de Arante.
A estos actos religiosos asisten representantes de las siete parroquias de Ribadeo y Trabada que participaron en aquella batalla, portando los emblemas de las mismas. Miembro de ilustres linajes de la nobleza gallega, se casó con Isabel Bermúdez y Santiso de Sante y fundó en el año 1720 A Capelanía do Rosario en la parroquia de San Julián de Sante. Díaz de la Rocha, hombre culto, de carácter enérgico, fuerte y dominante, murió a la edad de 83 años en su pueblo natal, tras vivir en A Coruña, totalmente ignorado, durante varios años.
Las parroquias que actualmente conforman el ayuntamiento de Trabada formaron parte de varias jurisdicciones que en el antiguo régimen pertenecían a la extinguida provincia de Mondoñedo. A principios del siglo XIX se constituyen tres ayuntamientos: el de Sante, el de Trabada y el de Vilaformán. En 1840 se fusionan en el de Sante que a partir de 1841 pasó a denominarse Trabada.
Abundando en el arte mencionado con anterioridad, los pazos y casonas blasonadas presentan una relevante importancia, la riqueza en imaginería y retablos religiosos presentes en las iglesias parroquiales y capillas, en definitiva el arte sacro.
Destacan especialmente las iglesias de Sante, que es una de las más antiguas del siglo XVI, aunque se reformó en el siglo XVIII, y la de Vilapena, que cuenta en su capilla mayor con un precioso retablo barroco recientemente restaurado y en la nave izquierda con otro del siglo XVI. La parroquial de Valboa, reformada en el año 1923, conserva dos retablos laterales del siglo XVII y la de Vilaformán otro de 1735. También merecen un lugar destacado la escultura pétrea de San Antón junto con el retablo mayor, también recientemente restaurado, de la capilla de Vilafernando y la cruz parroquial y la imagen de la Inmaculada que alberga la Iglesia de Trabada.
Además de las anteriores, cabe destacar las iglesias parroquiales de Fórnea y Vidal y las capillas San José, San Antonio y San Bricio (Sante); San Román, San Antonio, San Marcos, San Esteban y San Miguel (Trabada); San Ramón (Ría de Abres); San Fernando (Valboa) y San Antonio (Bargo-Vilapena).