navia de suarna |
CONTACTO
Dirección: A Praza 1, 27650 Navia de Suarna - Lugo Telf. 982 365 166 / 982 365 051 Fax: 982 365 112 Mail. c[email protected] |
GUÍA TURÍSTICA
QUÉ VISITAR
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CASTILLO DE NAVIA
A Proba 27650 Navia de Suarna - Lugo El Castillo de Navia de Suarna, construcción hecha en laja de pizarra y vinculada a los condes de Altamira, está asentado sobre rocas y conserva parte de las primitivas murallas y torreones. Los documentos existentes sobre la fortaleza demuestran que ya existía en el siglo XI, aunque posteriormente fue destruido por la Revolución Irmandiña y se reconstruyó cuatro siglos más tarde perdiendo, en su reedificación, su carácter militar. Se piensa que originalmente fue creado para defensa del Puente Viejo, una construcción civil que atraviesa el río Navia. La edificación actual está datada en el siglo XIV, con una bóveda anterior del siglo XIII.
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PUENTE VIEJO DE NAVIA
A Proba 27650 Navia de Suarna - Lugo Construído en el S. XIV pero tiene una bóveda anterior, del S. XIII. Está elaborado con aparejo de losa pizarrosa. Tiene un arco ojival de 21 metros de luz y 13 metros de altura, está muy peraltado y salva el río con una calzada abombada, de un 16% de desnivel, que se curva en los extremos. Muros de protección altos y sólidos. Se le aplicó un refuerzo para evitar su hundimiento.
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BRAÑAS DO PAN DE ZARCO
Rao (Santa María) Navia de Suarna - Lugo Las brañas, espacios naturales provistos de agua, eran aprovechadas en determinadas épocas del año para que el ganado pastara. Las de Pan do Zarco son las mejor conservadas de la sierra de Os Ancares. Antiguamente se realizaban desplazamientos de ganado hacia estas zonas durante unos 4 meses al año y toda la familia se trasladaba a vivir allí. Las llanuras se utilizaban, además de como pasto, para sembrar cereales, elemento importe de la alimentación de la población de la zona.
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SITUACIÓN
El municipio de Navia de Suarna, está situado en la comarca de Os Ancares. Limita al norte con Asturias y A Fonsagrada, al sur con Cervantes, al este con Candín (León) y al oeste con los ayuntamientos de Becerreá y Baleira. Tiene una superficie de 242 km2 que se distribuye en 20 parroquias.
CÓMO LLEGAR
El municipio de Navia de Suarna, está situado en la comarca de Os Ancares. Limita al norte con Asturias y A Fonsagrada, al sur con Cervantes, al este con Candín (León) y al oeste con los ayuntamientos de Becerreá y Baleira. Tiene una superficie de 242 km2 que se distribuye en 20 parroquias.
CÓMO LLEGAR
Para llegar a Navia de Suarna desde Lugo debemos coger la A6 o la N-VI y al pasar el municipio de Becerreá, debemos tomar una desviación a la izquierda por la carretera LU-722, que nos lleva directamente hasta Navia de Suarna.
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HISTORIA

Apenas hay documentos que ayuden a conocer la historia local de Navia tanto en la Edad Antigua como en la Edad Media. Desde esta perspectiva es indudable que el conocimiento de las formas de vida de los campesinos naviegos sólo es posible desde 1550 en adelante.
En la historia de Navia no hubo ninguna institución eclesiástica con implantación fuerte en la comarca y, en consecuencia, apenas hay documentos que arrojen luz sobre la Edad Media. Algunos datos arqueológicos, como el ábside románico de San Miguel de Barcia, el puente de la villa, o la misma alusión al castillo del año 1037, son testimonios acerca de un poblamiento antiguo, pero poco más. Sin embargo, a finales del siglo XV los cuadros económicos, sociales y geográficos estaban ya consolidados: las parroquias estaban bien definidas y el señorío ejercido por los condes de Altamira. En el año 1466-67 los campesinos del concejo participaron al lado de los hidalgos en la revuelta irmandiña y, la fortaleza de Navia fue una de las muchas derruidas, reconstruyéndose con posterioridad.
Los condes de Altamira accedieron al condado a finales del siglo XV, probablemente hacia el año 1450 y, quizás por compra a un anterior propietario. En el año 1611, el conde hizo inventario de todo lo que poseía en el concejo, lo que dio lugar a dos gruesos legajos que se conservan en el Museo Provincial de Lugo. En el mencionado apeo se dice textualmente que es del conde la villa de Navia, con su jurisdicción civil y criminal, con las feligresías sujetas a ella y con su fortaleza donde los merinos que pone en la dicha villa viven, residen y administran justicia a los vasallos del lugar; pero, además de nombrar merino, nombraba también al escribano, tenía acotados en el río cuatro pozos de "pescaría" y un "caneiro". Cada año los campesinos debían pagarle 176 reales por derechos señoriales.
Toda esa serie de derechos eran cobrados por el conde en concepto de señor jurisdiccional del concejo y, aunque económicamente le reportaban poco, eran un eficaz medio de controlar el gobierno local; pero más importantes eran, no obstante, las rentas derivadas de las tierras cedidas en foro y la buena porción de los diezmos que se les satisfacían en el concejo, como patronos que eran de muchas parroquias; así pues, el dominio del conde era completo: en el terreno eclesiástico, en el civil y en el económico.
Al lado del conde (el mayor rentista) había otros rentistas en el concejo de Navia, fundamentalmente hidalgos. Esta distribución de la renta es una peculiaridad de la montaña lucense, en contraste con otras comarcas de Galicia de fuerte predominio eclesiástico: en los concejos de Navia y Burón el predominio social de la hidalguía era absoluto, por cuanto se veían favorecidos por la ausencia de instituciones eclesiásticas (monasterios y cabildos). Todo lo dicho hasta aquí acompañará a los naviegos hasta el siglo XX.
Con posterioridad, la hidalguía de la zona simpatizó con el carlismo por temor a que las medidas del gobierno liberal acabasen con su poder; pero abatido el carlismo, la hidalguía continuará siendo en el siglo XIX la rama social gobernante en todo el territorio hasta que, en el siglo XX se derrumba este sector social al dejar la emigración sin caseros a los mayorazgos. Todo esto que parece sencillo, debe encuadrarse en el marco de una nueva situación política: las medidas desamortizadoras apenas habían supuesto trasvase de riqueza, habida cuenta de que la Iglesia tenía aquí escasas rentas, como ya dijimos. En el año 1830 fueron abolidos los diezmos, pero los hidalgos fundamentaban su riqueza en las rentas procedentes de los contratos de arriendo o foros; así pues, los campesinos siguen en 1845 pagando las mismas rentas que sus antepasados pagaron a las mismas "casas grandes". Cuando el carlismo fue abatido, la hidalguía de la zona continuó siendo el sector social dominante porque el propio sistema censitario del sufragio les proporcionó la ocasión de intervenir activamente en la vida política y en las elecciones.
En la historia de Navia no hubo ninguna institución eclesiástica con implantación fuerte en la comarca y, en consecuencia, apenas hay documentos que arrojen luz sobre la Edad Media. Algunos datos arqueológicos, como el ábside románico de San Miguel de Barcia, el puente de la villa, o la misma alusión al castillo del año 1037, son testimonios acerca de un poblamiento antiguo, pero poco más. Sin embargo, a finales del siglo XV los cuadros económicos, sociales y geográficos estaban ya consolidados: las parroquias estaban bien definidas y el señorío ejercido por los condes de Altamira. En el año 1466-67 los campesinos del concejo participaron al lado de los hidalgos en la revuelta irmandiña y, la fortaleza de Navia fue una de las muchas derruidas, reconstruyéndose con posterioridad.
Los condes de Altamira accedieron al condado a finales del siglo XV, probablemente hacia el año 1450 y, quizás por compra a un anterior propietario. En el año 1611, el conde hizo inventario de todo lo que poseía en el concejo, lo que dio lugar a dos gruesos legajos que se conservan en el Museo Provincial de Lugo. En el mencionado apeo se dice textualmente que es del conde la villa de Navia, con su jurisdicción civil y criminal, con las feligresías sujetas a ella y con su fortaleza donde los merinos que pone en la dicha villa viven, residen y administran justicia a los vasallos del lugar; pero, además de nombrar merino, nombraba también al escribano, tenía acotados en el río cuatro pozos de "pescaría" y un "caneiro". Cada año los campesinos debían pagarle 176 reales por derechos señoriales.
Toda esa serie de derechos eran cobrados por el conde en concepto de señor jurisdiccional del concejo y, aunque económicamente le reportaban poco, eran un eficaz medio de controlar el gobierno local; pero más importantes eran, no obstante, las rentas derivadas de las tierras cedidas en foro y la buena porción de los diezmos que se les satisfacían en el concejo, como patronos que eran de muchas parroquias; así pues, el dominio del conde era completo: en el terreno eclesiástico, en el civil y en el económico.
Al lado del conde (el mayor rentista) había otros rentistas en el concejo de Navia, fundamentalmente hidalgos. Esta distribución de la renta es una peculiaridad de la montaña lucense, en contraste con otras comarcas de Galicia de fuerte predominio eclesiástico: en los concejos de Navia y Burón el predominio social de la hidalguía era absoluto, por cuanto se veían favorecidos por la ausencia de instituciones eclesiásticas (monasterios y cabildos). Todo lo dicho hasta aquí acompañará a los naviegos hasta el siglo XX.
Con posterioridad, la hidalguía de la zona simpatizó con el carlismo por temor a que las medidas del gobierno liberal acabasen con su poder; pero abatido el carlismo, la hidalguía continuará siendo en el siglo XIX la rama social gobernante en todo el territorio hasta que, en el siglo XX se derrumba este sector social al dejar la emigración sin caseros a los mayorazgos. Todo esto que parece sencillo, debe encuadrarse en el marco de una nueva situación política: las medidas desamortizadoras apenas habían supuesto trasvase de riqueza, habida cuenta de que la Iglesia tenía aquí escasas rentas, como ya dijimos. En el año 1830 fueron abolidos los diezmos, pero los hidalgos fundamentaban su riqueza en las rentas procedentes de los contratos de arriendo o foros; así pues, los campesinos siguen en 1845 pagando las mismas rentas que sus antepasados pagaron a las mismas "casas grandes". Cuando el carlismo fue abatido, la hidalguía de la zona continuó siendo el sector social dominante porque el propio sistema censitario del sufragio les proporcionó la ocasión de intervenir activamente en la vida política y en las elecciones.