o Valadouro |
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SERRA DO XISTRAL
La Sierra del Xistral es parte del macizo montañoso que separa la Terra Chá del mar; las otras son los montes de la Toxiza y los de Carba. Ocupa los ayuntamientos de As Pontes de García Rodríguez, Abadín, Alfoz, Mondoñedo, Muras, Ourol, O Valadouro, Vilalba, Xermade, Xove, Viveiro y Cervo. La Sierra de Xistral desemboca en el Cantábrico (Landro, Ouro y Masma), en la Terra Chá por Abadín, y en el río Sor y en el río Eume. La Sierra del Xistral y las Ribeiras del Río Sor están declaradas Espacios Naturales Protegidos.
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SITUACIÓN
Las tierras de O Valadouro se encuentran asentadas en uno de los valles septentrionales de la provincia de Lugo, concretamente dentro de la comarca de A Mariña. Lo forman las siguientes parroquias: Budián, O Cadramón, Ferreira, Frexulfe, A Laxe, Moucide, Recaré, San Tomé de Recaré, Santa Cruz do Valadouro y Vilacampa.
CÓMO LLEGAR
La mejor forma de llegar a O Valadouro es ir hasta el término municipal de Mondoñedo por la N-634. Una vez aquí tenemos que tomar el desvío que va hacia Alfoz y que leva directo a la capital municipal de Valadouro, Ferreira. Desde este lugar parten varias carreteras secundarias que la ponen en contacto con todas las parroquias del ayuntamiento.
CÓMO LLEGAR
La mejor forma de llegar a O Valadouro es ir hasta el término municipal de Mondoñedo por la N-634. Una vez aquí tenemos que tomar el desvío que va hacia Alfoz y que leva directo a la capital municipal de Valadouro, Ferreira. Desde este lugar parten varias carreteras secundarias que la ponen en contacto con todas las parroquias del ayuntamiento.
HISTORIA
En lo que se refiere a los primeros habitantes del valle, por lo que se sabe hasta el momento aparecen en el Paleolítico, recientemente se encontraron yacimientos de esta época en la parroquia de Cadramón (véase sección de arqueología).
Megalitismo
En el Neolítico se construyeron monumentos funerarios levantados en la tierra con cámara interior de piedra generalmente de gran tamaño. Su actividad en Valadouro la encontramos en el Arca do Chao de Padorno en los montes de Santo Tomé, nombre con que se conoce al dolmen propiamente dicho, sin olvidar términos vinculados al folclore como el llamado "Forno ou casa dos mouros" (Horno o casa de los moros) en la parroquia de Budián. Estos monumentos los situamos alrededor del 2200-2100 a.c.
Pertenecientes al período Neolítico y dentro del fenómeno del Megalitismo se encuentran las mámoas; túmulo o capa de tierra y cascote que cubre el arca de piedra.
La cultura castrense
La cultura castrense vinculada al Bronce Final es observable en los numerosos castros que se pueden encontrar en el valle y montes circundantes como el castro de Lagoa, el de Recaré, San Tomé y Castro de Ouro, de Bacoi, Santa Cilla, Budián y Santa Cruz.
Su estructura con planta circular y en su interior las viviendas de piedra hoy en día desaparecidas por efecto de la utilización de los mismo como asentamiento de templos parroquiales o cementerior que finalmente perturbaron el contorno arqueológico.
Entre la cultura Megalítica y la cultura castrense, se encuentra la cultura de la Edad de Bronce, hallazgos hoy en día desaparecidos pero que contaban con una población agrícola y ganadera con actividades relacionadas con la explotación de minerales metálicos cuya cronología se enmarca dentro del Bronce Final alrededor de la primera mitad del primer milenio a. de C.
Romanización
La Romanización en el Valadouro es indudable. Hallazgo de monedas romanas en la zona del Cadramón y también utensilios de influencia romana encontrados en los numerosos castros del valle. Cerámica y otros materiales en poblados como el de Santa Cruz demuestran la influencia romana en los siglos II al IV.
Durante la Alta Edad Media el valle presenta aspectos o características de territorio poco romanizado; organización en tribus, población dedicada al pastoreo complementándose a menudo con una agricultura rudimentaria e con una muy baja densidad de población.
Desde el punto de vista de la cristianización el territorio aparece vinculado a la comunidad bretona asentada en el norte de la actual provincia de Lugo.
La llegada de los musulmanes a la Península en el año 711 supuso el asentamiento en el valle de elementos poblacionales procedentes del sur.
El Valadouro vive, como el resto de la Galicia Medieval, de los años 1100 al 1330 un apogeo del “feudalismo”, escenario de enfrentamientos entre los habitantes de la Vila do Castro y su Alfoz y los obispos de Mondoñedo. En esta época se crean las estructuras que con muy pocas variantes se reproducirán en la Edad Media y siglos posteriores.
Don Pedro Pardo de Cela o el Mariscal, como se le conocía en el siglo XV, está ligado a la historia del Castro de Ouro y su Alfoz, así a fortaleza del Castro y su vecina Frouseira pasan a la historia por ser escenarios de su prisión y cerco.Los años transcurridos desde el nombramiento de Don Pedro como encomendado del obispado hacia 1464, hasta su prendimiento y ajusticiamiento en Mondoñedo en 1483, fueron suficientes para que el pueblo crease la leyenda y asociase para siempre al Mariscal con las Tierras del Valadouro.
La antigua ermita de Santa María de Ferreira fue construída en el lugar que hoy ocupa la plaza de Vila. La existencia de la misma y el desarrollo de un mercado corren paralelos a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
La expansión comercial provocada por el auge de los mercados supone el surgimiento de una entidad de población que con título de Villa se convierte en capital de un ayuntamiento y de una comarca.
Paralelamente al derribo de la ermita se construye la actual iglesia de Ferreira, de estilo neogótico, obra del arquitecto lucense Ruperto Sánchez (1911-1931 nave y ábsides. 1955 torre).
La importancia del mercado y el establecimiento de mercaderes y comerciantes procedentes de Castilla y de la maragatería estableciendo sus comercios al final de sus rutas lleva a la creación de un núcleo económico para el valle en el siglo XIX.
También por otra parte la afluencia de ricos comerciantes que hicieron su capital en Cuba entre finales del siglo XIX y principio del siglo XX elaboran la estructura del pueblo: construcción de edificaciones, comercios y banca.
El crecimiento fue rápido y constante y el 27 de Enero de 1894 la regente Dona María Cristina le otorga a Ferreira el título de Villa.
Megalitismo
En el Neolítico se construyeron monumentos funerarios levantados en la tierra con cámara interior de piedra generalmente de gran tamaño. Su actividad en Valadouro la encontramos en el Arca do Chao de Padorno en los montes de Santo Tomé, nombre con que se conoce al dolmen propiamente dicho, sin olvidar términos vinculados al folclore como el llamado "Forno ou casa dos mouros" (Horno o casa de los moros) en la parroquia de Budián. Estos monumentos los situamos alrededor del 2200-2100 a.c.
Pertenecientes al período Neolítico y dentro del fenómeno del Megalitismo se encuentran las mámoas; túmulo o capa de tierra y cascote que cubre el arca de piedra.
La cultura castrense
La cultura castrense vinculada al Bronce Final es observable en los numerosos castros que se pueden encontrar en el valle y montes circundantes como el castro de Lagoa, el de Recaré, San Tomé y Castro de Ouro, de Bacoi, Santa Cilla, Budián y Santa Cruz.
Su estructura con planta circular y en su interior las viviendas de piedra hoy en día desaparecidas por efecto de la utilización de los mismo como asentamiento de templos parroquiales o cementerior que finalmente perturbaron el contorno arqueológico.
Entre la cultura Megalítica y la cultura castrense, se encuentra la cultura de la Edad de Bronce, hallazgos hoy en día desaparecidos pero que contaban con una población agrícola y ganadera con actividades relacionadas con la explotación de minerales metálicos cuya cronología se enmarca dentro del Bronce Final alrededor de la primera mitad del primer milenio a. de C.
Romanización
La Romanización en el Valadouro es indudable. Hallazgo de monedas romanas en la zona del Cadramón y también utensilios de influencia romana encontrados en los numerosos castros del valle. Cerámica y otros materiales en poblados como el de Santa Cruz demuestran la influencia romana en los siglos II al IV.
Durante la Alta Edad Media el valle presenta aspectos o características de territorio poco romanizado; organización en tribus, población dedicada al pastoreo complementándose a menudo con una agricultura rudimentaria e con una muy baja densidad de población.
Desde el punto de vista de la cristianización el territorio aparece vinculado a la comunidad bretona asentada en el norte de la actual provincia de Lugo.
La llegada de los musulmanes a la Península en el año 711 supuso el asentamiento en el valle de elementos poblacionales procedentes del sur.
El Valadouro vive, como el resto de la Galicia Medieval, de los años 1100 al 1330 un apogeo del “feudalismo”, escenario de enfrentamientos entre los habitantes de la Vila do Castro y su Alfoz y los obispos de Mondoñedo. En esta época se crean las estructuras que con muy pocas variantes se reproducirán en la Edad Media y siglos posteriores.
Don Pedro Pardo de Cela o el Mariscal, como se le conocía en el siglo XV, está ligado a la historia del Castro de Ouro y su Alfoz, así a fortaleza del Castro y su vecina Frouseira pasan a la historia por ser escenarios de su prisión y cerco.Los años transcurridos desde el nombramiento de Don Pedro como encomendado del obispado hacia 1464, hasta su prendimiento y ajusticiamiento en Mondoñedo en 1483, fueron suficientes para que el pueblo crease la leyenda y asociase para siempre al Mariscal con las Tierras del Valadouro.
La antigua ermita de Santa María de Ferreira fue construída en el lugar que hoy ocupa la plaza de Vila. La existencia de la misma y el desarrollo de un mercado corren paralelos a lo largo de los siglos XVIII y XIX.
La expansión comercial provocada por el auge de los mercados supone el surgimiento de una entidad de población que con título de Villa se convierte en capital de un ayuntamiento y de una comarca.
Paralelamente al derribo de la ermita se construye la actual iglesia de Ferreira, de estilo neogótico, obra del arquitecto lucense Ruperto Sánchez (1911-1931 nave y ábsides. 1955 torre).
La importancia del mercado y el establecimiento de mercaderes y comerciantes procedentes de Castilla y de la maragatería estableciendo sus comercios al final de sus rutas lleva a la creación de un núcleo económico para el valle en el siglo XIX.
También por otra parte la afluencia de ricos comerciantes que hicieron su capital en Cuba entre finales del siglo XIX y principio del siglo XX elaboran la estructura del pueblo: construcción de edificaciones, comercios y banca.
El crecimiento fue rápido y constante y el 27 de Enero de 1894 la regente Dona María Cristina le otorga a Ferreira el título de Villa.